miércoles, 26 de marzo de 2014

Espera un momento


Soy una persona paciente, aunque quizá a veces espero resultados demasiado deprisa. Quiero disfrutar de esta novela pero, por otro lado, me muero por terminarla y conocer el final. Me gusta mucho pasear por esta calle, pero también tengo una curiosidad enorme por saber lo que hay al girar la esquina. Estoy muy a gusto tomando el sol, pero quiero echarme a nadar ya para ver si el agua está tan buena como dicen. Quizá es mejor esperar y saborear el momento hasta que llegue la hora de, por fin, lanzarte.

Una vez te decides llega esa sensación. Esa sensación de vértigo como la que te domina en la cola de una montaña rusa. Mientras esperas todo son nervios. ¿Y si es tan fuerte que en vez de disfrutar lo paso mal? ¿Y si es tan floja que la espera no ha valido para nada la pena? Pero hay que esperar para que, una vez ya hayas montado, veas que era tan genial como te parecía, y finalmente puedas aparcar esa tensión nerviosa que has vivido los momentos justo antes de lanzarte, que creías que te iba a matar. Cuando vuelvas a la cola la próxima vez seguro que estás más tranquilo.

Mi amigo Alex dice en su libro La Noche Nos Alumbrará que a veces la vida no te está diciendo que "no", sino que te está diciendo "espera". Fue una de las frases que más me gustó. Fijaos qué contentos esperan los perros en la puerta del súper. Les dejas allí atados y no apartan la vista de la puerta en ningún momento. Cuando sales cargado de bolsas, esos perros se ponen tan contentos de volver a verte que parece que sea la primera vez. Quiero ser como ese perro y esperar con la misma ilusión. Sin llegar a obsesionarme, eso sí, pues las mejores cosas aparecen cuando no las estás buscando.

jueves, 20 de marzo de 2014

Todas las canciones hablan de mí

Hay canciones que aparecen en el momento adecuado. Las escuchas y te suenan bien. Te dan buen rollo o tienen una melodía simpática. Has visto que un amigo la escucha en Spotify y te ha hecho gracia. Buscas el mp3 y las empiezas a oír más a menudo. Y de repente, un día, te da por prestar atención a la letra. Ya te la sabías de tanto oírla, pero todavía no te habías parado a escucharla.

Igual que de pequeño tardé años en darme cuenta lo que era el virus que navega en el amor en El Fallo Positivo o qué es lo que disfrazan de amistad en Mujer Contra Mujer,  he estado mucho tiempo cantando otras cosas de un tirón sin fijarme en la letra. En el momento más oportuno, de golpe, te das cuenta de que hay canciones que hablan de ti. Estaban esperando un despiste para darte un bofetón en la cara o para hacerte sonreír con cara de tonto.

Hace unas semanas metí una canción nueva en mi lista de reproducción. Unos días después me encontré cantándola de memoria y no fue hasta entonces, oyendo mi propia voz en la ducha, que me di cuenta de lo que estaba diciendo. Ahora, cuando en mi mp3 salta esta canción mientras estoy corriendo, corro más deprisa. Corro más deprisa porque soy un superviviente.

lunes, 17 de marzo de 2014

Un mapa en blanco

 

Siempre me han gustado los mapas físicos. Con sus cordilleras, sus planicies, sus valles, sus lagos. Con esas sombras que acentúan el relieve y hacen que las montañas parezcan más altas. Hoy cuelgo un mapa nuevo en la pared. Un mapa físico de Europa.

Así que tengo un mapa en blanco, una caja llena de chinchetas de colores y todo un mundo por caminar. Voy a ir marcando tranquilamente los lugares que ya he visitado, recordando cómo me reí en Amsterdam aquel fin de semana largo en que apenas dormí, cómo lloré al ver nevar en el puente de Carlos en Praga, cómo me temblaban las piernas esperando en el aeropuerto de Barajas. Los hitos de una vida.

Acariciaré esas zonas del mapa en las que todavía no he podido clavar mis chinchetas, donde las bolitas de las ciudades me miran con ojitos tiernos esperando que las visite pronto. Pensaré en dónde voy a ir cuando por fin pueda a volver a hacer planes y pensaré también si me voy solo o me llevo a alguien. Tengo un mapa lleno de oportunidades. ¿Dónde voy a poner mi primera chincheta?

lunes, 10 de marzo de 2014

Dame un abrazo

 
Hace un mes y pico de aquella noche en que emulamos una fiesta de pijamas, subiendo y bajando las escaleras entre risas, con dificultad para mantenerse en pie pero con facilidad para filosofar sobre la vida. "Hay que tener muy claro lo que quieres y lo que no quieres". De esas noches mágicas que desearías vivir más a menudo. 

He pasado el fin de semana entre amigos y ha sido agotador. Estoy agotado de reír, estoy agotado de bailar, estoy agotado de charlar, estoy agotado de andar, estoy agotado de apenas dormir, estoy agotado de aplaudir, estoy agotado de ir de arriba a abajo, estoy agotado de ser sincero. Y estoy feliz, así de simple. Eso es lo que quería.

Lo que no quería era volver con las manos vacías y, por suerte, me llevo la maleta cargada de abrazos. Abrazos de por fin volvernos a encontrar. Abrazos de compartir emociones de madrugada. Abrazos en el súper, en el metro, en la calle. Abrazos que esperas recordar toda la vida. Abrazos tan fuertes que destrozarían armaduras. Abrazos sin filtros. Abrazos que provocan que te regalen chupitos y piruletas. Abrazos al final de una explosión de confeti y pirotecnia. Ya puedo sonreír tranquilo.

martes, 4 de marzo de 2014

Leer es sexy

Siempre he tenido una relación un poco fetichista con los libros. Me encanta descubrir cómo es el tacto de su portada y la intensidad del olor de sus páginas. Me encanta ponerlo junto a otros libros para ver qué tal interacciona. Me encanta contemplarlo en la estantería y en la mesita de noche. Me encanta leer en el metro, en una cafetería acogedora o en un banco recogido en un parque. Me encanta presumir de libro como quien presume de novio. Ver a un chico mono leyendo le otorga inmediatamente un plus de monosidad. Leer es sexy.

1Q84 lleva esperándome en la estantería desde hace casi un año, mirándome con ojitos tiernos cada vez que me acercaba a elegir mi próximo libro. Este fin de semana lo saco a pasear. Nuestra primera cita.

Al principio será todo fascinante, todo nuevo, con la emoción de pasar página y ver cómo el punto de libro va avanzando hacia adelante. Acariciaré a menudo su lomo, iré oliendo sus páginas de vez en cuando y lo luciré orgulloso en el metro y por la calle. Luego la historia irá tomando profundidad y me acabará arrastrando, o me empezará a aburrir y tendré que darle una oportunidad. El final será feliz o será un dramón, pero no quiero ningún spoiler. Voy a disfrutar de esta lectura.