viernes, 31 de enero de 2014

La importancia del pop


Ya hace un tiempo que propuse en la oficina que cada último viernes de mes escucharíamos Ace of Base. Es como una tradición institucionalizada y cuando falta poco llegan los nervios. "Oye, que mañana es último viernes de mes". El pop es importantísimo en nuestras vidas y no se puede hablar bien del pop sin recurrir a alguna suecada.

Ace of Base es necesario como mínimo una mañana al mes. Porque el pop te puede hacer llorar de la risa, te puede hacer llorar de felicidad y te puede hacer llorar de emoción, pero el de Ace of Base en concreto es perfecto para sonreír. Sonreír con sus melodías noventeras azucaradísimas en que cada producción suena optimista e invita a mover la cabeza como los perritos que se ponen en el asiento trasero de los coches.

Sonreír como cuando corría el año 1993 y chapurreábamos sus canciones sin saber lo que estábamos diciendo. Don't turn around, cochu wanna si maja breaking. Sonreír como cuando las bailábamos cantando en la tarima del Arena Vip el 1999 ya con el First Certicate bajo el brazo. C'est la vie, on my own tonight. Love will come to you, you're always 21.

Hoy es el último viernes de mes, por lo tanto, toca sonreír a ritmo de Life is a Flower. El último día antes de que empiece el Melodifestivalen, la fiesta de las sonrisas. Un último viernes que cierra un mes extraño, una cuesta de enero a superar con la torpeza del cervatillo recién nacido al que todavía le tiemblan las piernas al ponerse en pie. Temblando sin dejar de sonreír.

Carry on smiling, and the world will smile with you. Sigue sonriendo y el mundo sonreirá contigo. Sonreír es importantísimo en nuestras vidas.

lunes, 27 de enero de 2014

Un lugar concreto en el momento exacto

Una de las frases que más me gustan de V de Vendetta es "la coincidencia no existe, sólo la ilusión de la coincidencia". Encontrar un avión sobrevolando Russell Square de Londres en un perfecto eje norte-sur, aquel 27 de junio de 2010 en el momento exacto que se tomaba la imagen para Google Maps, tampoco es ninguna coincidencia. Simplemente, pasó.

Lo vemos y exclamamos "oh, qué casualidad", como cuando estando en un país lejano te cruzas con alguien que hace mucho tiempo que no ves. Entre las miles de personas que hay por la calle, habéis elegido tomar el mismo camino a la misma hora. Si hubieras girado antes a la derecha, no os habríais visto. Si hubieras decidido descansar cinco minutos más en la terraza de la cafetería, tampoco. La coincidencia puesta de manifiesto.

¿Cuántas casualidades nos habrán pasado inadvertidas? De pequeño fantaseaba con la idea de que la vida era una enorme obra de teatro. Que toda la gente que yo conocía eran actores robot que, al salir de escena, se apagaban y esperaban su siguiente turno en stand-by. Que no tenían una vida propia en la que les pudiera suceder cosas en las que yo estuviera al margen.

Por eso estabas tú con un abrigo de más justo después de que me lo robaran. El director te mandó salir al escenario en ese momento exacto. Cuando depende de ti, la coincidencia puede ser intencionadamente una ilusión.

miércoles, 22 de enero de 2014

Que el último apague la luz

Hay una leyenda urbana que dice que si tomas Danacol sin tener colesterol te lo podría provocar. Como si fuera un interruptor que activa el colesterol o lo apaga. Si ya está activado y le das, te lo quita. Si está apagado y le das, te lo enciende.

La vida está llena de interruptores y nosotros pasamos de largo sin darnos cuenta de que están ahí. En ocasiones los tenemos en los morros y solo hace falta dar unos pasos hacia atrás para tomar perspectiva y verlos. A veces sucede de manera literal: abres la boca y ahí está tu interruptor.

Luego está el vértigo que nos invade a la hora de pulsar botones. Con lo que cuesta encontrarlos, no iba a ser tan fácil activarlos. Un ¡click! y ya estás en el otro lado. Debería ser sencillo, ¿no? Sumire encontró el suyo en "Sputnik, mi amor" y lo pulsó.

Oyes la música. Sales a buscar de dónde viene. Sientes que estás empezando a temblar de miedo. Abres los ojos y sonríes. Sólo hacía falta darse cuenta de que ya habías pulsado el interruptor.

lunes, 20 de enero de 2014

¿Dónde está el tiempo?

Tiempo. Quiero ver más series, quiero leer más libros, quiero viajar más, quiero comprarme ese juego para la consola. Pero no hay tiempo. Quiero ver más a mis amigos, quiero ir más al gimnasio, quiero aprender más idiomas, quiero ir cada semana al cine. No tengo tiempo.

Tengo un blog al que no hago caso, debería dedicarle más tiempo. Tiempo para mí. Tiempo para que pasado un tiempo pueda dedicar un tiempo a recordar algunas cosas, algunas reflexiones, algunas chorradas, alguna curiosidad que haya encontrado en el tiempo que dedicaba al Google Earth. Tiempo para mí.

Necesitaba tiempo, necesitaba aire, necesitaba risas, necesitaba abrazos. Acabo de pasar un finde en Madrid. Madrid, esa ciudad que odio pero que me encanta, esa ciudad que siempre me ve volver una y otra vez, esa ciudad en la que el tiempo me da una oportunidad. Tienes dos o tres días para ver al máximo de amigos que puedas, me dice Madrid. Madrid me ha dado tiempo.

No os he podido ver a todos, porque tengo la suerte de tener allí muchos, muchos amigos. Pero he vuelto contento, he vuelto más fuerte, he vuelto con tembleque en las piernas y una inflamación de caballo en la garganta. He vuelto con muchas fotos en el móvil y emocionándome en el tren con una nueva canción. He vuelto decidido a aprovechar el tiempo. Por poco tiempo que tenga, tengo tiempo. Ahora me doy cuenta y respiro mejor. Aquí tenéis mi tiempo. Aquí tengo mi tiempo.