miércoles, 25 de junio de 2014

Nueva temporada

Arriba o abajo. Delante o detrás. Principio o fin. Dependiendo de donde fijes el punto de vista verás las cosas de una manera o de otra. Echa un vistazo. Han cambiado muchas cosas y otras muchas cambiarán. Coge aire y mira a tu alrededor. Dice Murakami en 1Q84 que las cosas siempre se acaban en algún momento, pero no vas encontrando carteles que digan "esto acaba aquí". Hace tiempo que acabó, sólo te falta cerrar la tapa del libro y seguir caminando tranquilo.

Hay temporadas que no necesariamente acaban con un buen cliffhanger, simplemente dejan de haber nuevos capítulos. Quizá ya estás en la siguiente temporada y sólo hace falta darte cuenta. El eterno juego de equilibrios de dónde poner el punto de vista. De su colocación dependerá la manera en que afrontarás los cambios. Allí siempre puedes volver. Son apenas dos horas y media, con mil abrazos que te esperan a lado y lado de la línea. De momento aquí estaré yo con la furgoneta cargada de optimismo.

Como siempre hay una canción esperando el momento oportuno para lanzarse encima de ti, hoy te ha saltado Back to Paradise. Has encontrado un trocito de cielo guardado en tu alma. Ahora tú puedes colocar el punto de vista donde mejor te venga. Toca meterse de cabeza en el nudo de la trama. Empieza tu nueva temporada.

jueves, 19 de junio de 2014

Hasta mañana

Parece que fue ayer cuando metí los pies en esas aguas congeladas donde si no me tiraba de cabeza no iba a decidirme nunca a bañarme. Pero ha pasado ya un mes entero. Cuatro semanas que han avanzado entre angustiosamente lentas y vertiginosamente rápidas. En mi gráfico distancia - tiempo se produce la paradoja de que todo parece reciente y lejano a la vez. Un déjà vu que marea. Recuerdo detalles muy concretos de aquella tarde como si los acabara de vivir o como si mañana fuera a volver a vivirlos.

¿Por qué guardar los cereales en la balda más alta de la cocina si luego hay que ponerse de puntillas y estirar mucho los brazos para llegar a agarrarlos? ¿Y si los pusiera más a mano? Aquí cubre nada más dar un paso pero allí podemos correr, saltar, darle con el hocico a la pelotita y hacer ahogadillas de forma segura, aunque si nos bañarnos de noche hay riesgo de que nos enganche el Leviatán.

Cada mañana le das la vuelta a esos dados que marcan el día en el que estamos. Pero hay días que te olvidas de hacerlo y por un momento piensas que todavía falta mucho para volver a la playa. Pero es sólo un momento. Busca en cuál de los dos queda el número nueve y ponlo a la derecha. Mañana. Con una sonrisa en los labios el tiempo pasa mucho más deprisa.

miércoles, 11 de junio de 2014

Llega el buen tiempo


En meteorología se habla de un tipo de nubes que se llaman comúnmente "nubes del buen tiempo". Son los Cumulus humilis y su presencia indica que sí, que va a hacer buen tiempo, pues estas nubes bajas se forman cuando el sol ha calentado bastante el suelo y el cielo por encima de ellas está despejado. Al parecer son más fiables que las aplicaciones del tiempo para smartphone, pues el sábado mi móvil decía que haría fresquete y casi nos asfixiamos.

Si al mal tiempo hay que ponerle buena cara, con el buen tiempo no podemos hacer menos que emocionarnos. Porque a veces se puede estar tan a gusto que podemos agobiarnos de pensar en cuándo va a terminar este confort. No, no y no. Toca aprender a relajarse y disfrutar el momento. Sentarse a ver esas estructuras de algodón flotando sobre el horizonte mientras sigan allí. Estirarse un rato más en la cama cuando has acabado todo en menos tiempo del previsto. Mirarte a los ojos sin dejar de sonreír.

Los pájaros lo tienen más fácil para remontar el vuelo cuando las nubes del buen tiempo decoran los cielos. Cerca del suelo se crea algo de turbulencia que es molesta para los aviones pero a los pájaros les ayuda a volar más alto con más facilidad. Cada vez que levanto la mirada veo Cumulus humilis y sé que pronto va a volver a hacer buen tiempo. Sólo un empujoncito será necesario para ponerse a volar de nuevo.

viernes, 6 de junio de 2014

Sonríe, es tu cumpleaños

Mi anterior cumpleaños fue agridulce. Por un lado celebrábamos que llevaba un año más en este mundo, pero por otro una noticia de última hora nos hacía difícil disimular las caras largas. Fue uno de los cumpleaños con las sonrisas más forzadas que recuerdo, pues las fotos que hicimos fueron más para recordarnos a todos juntos que para recordar la fiesta en sí. Eran fotos por si acaso. Creo que fui el único que sonreía sinceramente. Quizá desde el principio he sido excesivamente optimista con este tema, pero un año después parece que yo tenía razón.

Un número tan random como el treinta y uno ha dejado atrás un año muy intenso en que cada mes podría tener su propio titular. Cambios, cambios, cambios. He crecido mucho, aunque hablando en términos temporales solo haya pasado un año. El potrillo al que en enero le temblaban las piernas ha aprendido a andar al paso, al trote y al galope. El potrillo ha echado un buen cable al caballo para que también se volviera a levantar. El potrillo ha estado a punto de morir por sinceridad en numerosas ocasiones. Una buena temporada de la serie Encjurgellados.

Treinta y dos es un número guay y lo voy a estrenar con mis ojitos brillantes. Este año me espera una carrera de obstáculos y no sé dónde estaré en mi próximo cumpleaños, pero el camino no podría ser más bonito. Iré pintando las piedras que me vaya encontrando con esmalte de colores alegres. Sonrío, es mi cumpleaños.

lunes, 2 de junio de 2014

Miedo al diálogo

Se desvía a la cuneta, da un frenazo y para el coche. Se quita las gafas de sol y le mira a los ojos.
 
- No has entendido nada.
- Es porque no quieres escucharme.
- Yo sí que te escucho. Es a ti a quién falta empatía.


Abre y cierra las varillas de las gafas de sol en un movimiento repetitivamente nervioso. Él se fija en sus manos.

- Empatía para decir lo que quieres oír.
- Empatía para entender lo que te quiero explicar.
- No quiero que me expliques nada.


Sale del coche y se sienta en el capó, mirando fijamente ese aerogenerador solitario que va dando vueltas. Él también sale, rodea el coche por detrás y se apoya en la puerta abierta.

- Deja que te lo cuente desde el principio.
- Ya lo has hecho dos veces y sólo ha servido para que nos enfadásemos aún más.
- Porque no quieres hacerme caso.
- responde mirándole a los ojos.
- Porque no quiero hacerte caso.

Él no puede aguantar la mirada. Se muerde el labio y se mira las manos. Abre una de las varillas y la rasca con las uñas. Una brisa silenciosa hace bailar las espigas. El aerogenerador sigue dando vueltas, ajeno a la discusión. Se mantienen callados, observando cómo las aspas giran. Un golpe de aire hace que el trigo empiece a susurrar y bailotee hacia ellos dos.

- Parece que se ha levantado viento.
- Cállate y dame un beso.