Hace un mes y pico de aquella noche en que emulamos una fiesta de pijamas, subiendo y bajando las escaleras entre risas, con dificultad para mantenerse en pie pero con facilidad para filosofar sobre la vida.
"Hay que tener muy claro lo que quieres y lo que no quieres". De esas noches mágicas que desearías vivir más a menudo.
He
pasado el fin de semana entre amigos y ha sido agotador. Estoy agotado
de reír, estoy agotado de bailar, estoy agotado de charlar, estoy
agotado de andar, estoy agotado de apenas dormir, estoy agotado de
aplaudir, estoy agotado de ir de arriba a abajo, estoy agotado de ser sincero. Y estoy feliz, así de simple. Eso es lo que quería.
Lo que no quería era volver con las manos vacías y, por suerte, me llevo la maleta cargada de abrazos. Abrazos de por fin volvernos a encontrar. Abrazos de compartir emociones de madrugada. Abrazos en el súper, en el metro, en la calle. Abrazos que esperas recordar toda la vida. Abrazos tan fuertes que destrozarían armaduras. Abrazos sin filtros. Abrazos que provocan que te regalen chupitos y piruletas. Abrazos al final de una explosión de confeti y pirotecnia. Ya puedo sonreír tranquilo.
2 comentarios:
Visca i bravo. T'ho mereixes.
Bonito!
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