martes, 27 de enero de 2015

Tiempo por aquí

 
La semana pasada hizo un año que retomé este blog. Me acuerdo porque fue el 20 de enero, como una de tantas canciones chochis de la Oreja de Van Gogh. Llevo ya unos días pensando tengo que escribir, tengo que escribir, tengo que escribir y el tiempo se me escurre entre los dedos. ¿Dónde está el tiempo?, me preguntaba hace un año. Sigo sin tener mucho tiempo, pero al menos he conseguido en parte usarlo de otra manera.

Con lo rápido que se pasa, pronto hará dos años que llevo este ritmo insoportable. Esta semana se materializa el primer síntoma de agotamiento definitivo: voy a soltar lastre dando un respiro al alemán. Puede que dentro de unos meses me arrepienta horrores al ver que todo lo que he llegado a aprender se me va olvidando aún más deprisa, pero necesito coger aire de donde sea para poder seguir respirando.

Hace un año también escribía "Madrid me ha dado tiempo", y es que realmente se ha convertido en una especie de refugio. A falta de grandes viajes, Madrid ha sido mi válvula de escape, el lugar al que podía ir a olvidarme de mi angustiosa rutina y desconectar. Un día, tres o diez. Lo que no sabía cuando escribí esas líneas es que Madrid me acabaría dando mucho más que tiempo.

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