Llegan las novedades mientras sacudes la arena de la toalla. Pequeños
granitos que si los llevaras a casa acabarían formando una montaña
gigante. Siempre has dicho que te gusta dejar la toalla bien lisa antes
de ponerte cómodo. Copio tu idea una vez más y sonrío con la bolsa llena
de chuches. Me hace ilusión y me halaga tu propuesta. Otra cosa que añadir a la emoción de ese lunes.
Luego llega un rápido chapuzón. El agua hoy
está cristalina pero también muy movida. Unos chavales gritan, unos hombres lucen cuerpo, unos amigos ríen. Vigilas mi mochila y yo vigilo la tuya antes de volver con más novedades. Algunos creerán que lo que
debías hacer es agarrarte para que no te arrastre la corriente, pero
otros creeremos que soltar las manos y dejarse llevar ha sido el paso
más honesto.
Como en una buena visita a las fiestas de
Gràcia, no te puedes ir sin cruzar la calle de los zombies. No será casualidad que
se haya plantado en la calle Progrés. Me retas a escribir algo bonito en
este contexto, mientras los niños aún siguen llorando. Preferían la
calle del año pasado, cuando todo eran dinosaurios. Ahora es un bosque
lleno de monstruos pero también lleno de luz. Progreso, le llaman.
Adelante.
1 comentario:
Da miedo pero hay que cruzarlo. Y las manos de los zombies no te agarran. Por más que cueste creerlo, sobrevives y hay calles más luminosas al fondo.
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