Salvo en contadas excepciones, siempre me he sumado tarde al carro en cuestión de series. Esperaba a que hubiera unas cuantas temporadas para así asegurarme de que podía darme un buen atracón sin temer a que la despensa quedese vacía. Me lanzo a por ella y me zampo un capítulo detrás de otro, luego otro más, uno más y a la cama. Bueno, va, otro.
Un día entré en Amazon y vi un ofertón: las seis primeras temporadas de Cómo Conocí a Vuestra Madre al precio de una. Una serie aparentemente poco profunda, con pocos personajes, amena y rápida parecía perfecta para ver en versión original y sin subtítulos con la excusa de seguir abriendo el oído al inglés. Pero con el juego que daba el recurso de ser una historia contada en retrospectiva, lo gamberros que eran los guionistas con sus ingeniosos giros y la arrolladora personalidad y clichés de los cinco protagonistas me encangaché de tal manera que un unos meses me puse al día y ya esperaba ansioso cada martes mi pizquita de droga, esos veinte minutos tan esperados.
Pero la que iba a ser última temporada acabó alargándose, y se notó. Se notó mucho. Mucha gente la abandonó, pero yo decidí darle una oportunidad. Llegados hasta aquí era como haber cruzado un largo puente colgante y, a tan sólo unos pasos del final, decidir dar vuelta atrás y dejarlo estar. Pero a medida que pasaban las semanas, se hacía más pesado andar esos pocos pasos que quedaban hasta el otro lado del puente.
Hasta que llegó el martes pasado. Todo lo mala que estaba siendo esta temporada se me olvidó de golpe. Un amigo dijo en Twitter: "lo que me gustaba era que era la serie del amor y hoy con el capítulo 200 ha vuelto a serlo". No puedo estar más de acuerdo. Ahora somos muchos los que hemos recuperado la ilusión con esta serie y tenemos nuestras emociones listas para estallar en llanto. Esta noche emiten uno más y ya sólo faltarán seis capítulos. Una recta final con la responsabilidad de engancharnos al sofá y hacernos disfrutar por última vez de la que creíamos que iba a ser la nueva Friends.
Por ahora puedes agarrar tu ukelele y salir a tocar los primeros acordes de La Vie en Rose. Nunca sabes quién va a estar escuchándote en el balcón de al lado.
3 comentarios:
Me han vuelto las ganas de recuperarle, un saludo
Jo sempre he defensat aquesta sèrie fins i tot en els pitjors moments de la 7ª temporada... Però realment hagués preferit que acabés amb temporada anterior i estalviar-nos aquest allargament innecessari.
Clar que després venen capítols com el 200 i penses: MÉS, MÉS, MÉS. :D
Encara ets a temps de posar-te al dia abans que acabi, Andrés ;)
Totalment d'acord, Àlex. Hagués estat rodó tancar-ho a l'anterior temporada, però esperem que hagi valgut la pena aquesta pròrroga forçada.
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