lunes, 24 de febrero de 2014

Seis puntos para la Dama


Incluso una canción absurda puede inspirar algo serio. No nos quedó muy clara la letra de la Dama, pero sí la coreografía. El punto está en sacudir los brazos acabando las frases con palabras que rimen con huevo. Cuero, fuego, suelo, juego. Lo que sea. Moverte mucho sin saber muy bien lo que estás diciendo, como hacíamos en nuestra adolescencia con esas canciones en inglés. Si hay que petardear, que sea bailando.

Podemos encontrar metáforas hasta en las cosas más banales. La Dama recibió la mínima puntuación de los tres miembros del jurado y la mínima puntuación del voto del público. Fue la peor valorada de la noche pero ella recibía esos seis puntos con una amplia sonrisa. En cambio, Ruth Lorenzo ponía cara de perro cuando no le daban el máximo, y se pasó toda la gala mosqueada, pese a que al final resultó ganadora.

Lo bonito de hacer el Camino de Santiago no es llegar cuanto antes a la plaza del Obradoiro, sino aprender a disfrutar del recorrido. Abrazar a tus amigos, reír durante horas, pedir una cerveza más, dejar de mirar el reloj, bailar juntos una chorrada y también parar a quejarte de lo que te duelen los pies. Al final del camino no siempre hay una Catedral, por eso es importante empezar a vivir ya. 

Quien te quiere ya está orgulloso de ti. Sabes valorar las oportunidades y detestas la soberbia. Te lo has pasado bien y eso es lo que más te importa. Son sólo seis puntos, pero son tus puntos. Hay que ser más Dama y menos Ruth en la vida. Disfruta de este momento y no dejes de sonreír.

3 comentarios:

Fernando Bside dijo...

Al final la máxima es: Disfruta de la vida en cada momento. Me voy a bailar el temazo de Alcazar y a disfrutar de los tres minutos de coreos, palmadas y grititos ;)

Cris dijo...

Qué bien expresado! Ya me gustaría a mi ser la Dama para tener el pedazo de hermano que tiene jajaja.

Un saludo!

Xavi Urgell dijo...

Ahí está, Fer. A dar palmas y bajar de bolas de discoteca gigantes :-)

Gracias, Cris. La verdad es que el hermano llamaba la antención, sí. Jaja. Un saludo!