En el mismo viaje en tren en que decidí retomar este blog, decidí que lo acompañaría siempre de fotos tomadas por mí. También alguna de Google Earth, sí, para tener la excusa de mantener el título. Fotos hechas expresamente para casar con las cosas que quiero decir: un paraguas amarillo, un reloj con distracciones electrónicas, un amigo sentado en la fuente de una plaza. Pero también fotos que despiertan vivencias o sentimientos dormidos.
Un álbum de fotos es el perfecto archivo de recuerdos. Vas girando páginas y vas riendo acordándote de situaciones absurdas, vas acariciando las caras de aquellos que ya no están, vas sonriendo al volver a sentir capítulos especiales de tu vida. Es toda una bomba sentimental. Una carpeta en el disco duro también lo es, pero una foto bien enmarcadita es como un medicamento efervescente: hace el mismo efecto pero actúa antes. Mi abuelo a pocos meses de morir había días que no me reconocía, pero muchas veces cogía mi foto que tenía en el mueble y le hablaba a aquel niño en moda ochentera que le sonreía a través del marco.
Cuando por fin me compré una réflex, mis amigos se reían siempre de mí cuando pasaba de hacer una foto en un sitio que era bonito pero no tenía buena luz o porque les decía que necesitaba una ISO demasiado alta y prefería volver en otro momento, o cuando me emocionaba al llegar la mejor hora. He tenido incluso discusiones por no llegar a tiempo para coger la luz perfecta en el ángulo perfecto. Mi recomendación para tomar una buena foto es tener mucha paciencia. Paciencia también para aguantar que se rían de ti, aunque luego al ver el resultado las vayan a querer lucir en sus redes sociales. Así otro día aprenderán también a ser pacientes.
Amar la fotografía implica asumir la maldición del fotógrafo: tus fotos serán más o menos bonitas, pero tú apenas saldrás en un par de fotos buenas. Será cuestión de ir perfeccionando las selfies mientras no tengas a nadie que te las haga. Pero nunca dejar de compartir la pasión de retratar momentos, lugares y sentimientos.
5 comentarios:
Esta foto no es suya señor Lujan. :P
También hay que reconocer que tus fotos luego fueron admiradas, que esos mismos amigos te pedían consejos, etcétera ;)
Apreciado sr. Anónimo, el reconocimiento es manifiesto. Has aprendido a ser paciente ;)
Per això prefereixo anar a fer fotos jo sol. Entre que em passo hores ajustant la càmera i que faig fotos de coses que ningú fotografiaria... risas por doquier.
La mejor hora es un concepto que va más allá de la fotografía y siempre le agradeceremos a la fotografía y a tu persona su llegada a nuestra vida, por encima de las coñas.
El arte de sentirse incomprendido, Àlex. Nosaltres a la nostra, que no ens frenin les passions!
Moltes gràcies, Albert. A la Mejor Hora ens vam conèixer :-* Et dec una sessió laussanoisse!
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